En esta tierra de toros torturados y masacrados para el disfrute de las masas el Toro de la Vega es un símbolo del horror. Detrás de un contexto histórico y tradicional, y sobre todo su antigüedad medieval, se arropa un festejo de caza y muerte de un toro en campo abierto que sobrepasa todos los límites de la decencia, la responsabilidad, la humanidad y la complicidad político religiosa. Es uno de los puntos calientes del mapa de la tortura animal y sabemos que va a ser una jornada muy difícil.
Tras estudiar cuidadosamente las imágenes de años anteriores, conocedores de la convocatoria masiva de protestantes que llegarán de Madrid y varios puntos de la península, llegamos temprano y nos separamos: Roberto con la cámara principal, yo con la cámara de apoyo y Kike con su fotografía robada. Mientras que Roberto se queda en la última zona segura, tras unas barreras, para poder grabar la entrada del toro en el prado, yo me he alejado hasta una torre eléctrica donde algunos años se ha arrinconado al animal. Llevo el equipo escondido y no lo voy a sacar hasta que tenga al toro a pocos metros. Aún así la gente te pregunta de dónde eres, qué haces, todo con mucha sospecha, sobre todo los más jóvenes, que ven un periodista camuflado debajo de cualquiera que no vaya vestido de paisano y con camisetas protaurinas. Cuando hay mucho que ocultar, hay algo que temer.
La espera se prolonga, cada vez llegan más espectadores, y nos sobrevuela un helicóptero constantemente. He leído que se han incorporado hasta 200 agentes de distintas fuerzas – entre policía local, nacional y guardia civil – para vigilar los posibles disturbios. Que acaban llegando porque un grupo de activistas se ha encadenado a varios puntos del recorrido e intenta boicotear el festejo. Hay gritos, humareda y oleadas de voceríos. Hasta donde estoy llegan las noticias por llamadas y mensajes a los móviles de las personas que están conmigo. Nadie expresa una voz disidente y el ánimo es hostil ante lo que entienden es una intromisión en su pueblo. Aprovecho el retraso para adentrarme aún más en el prado y subirme a una de las torres eléctricas más altas donde quizás pueda capturar el momento en el que el toro entra en la zona abierta del torneo donde se le puede dar muerte con una lanza…
De repente una inmensa nube de polvo se alza hacia la línea invisible en la que los lanceros puede iniciar su ataque: el toro ha autorizado inconscientemente su caza y muerte al entrar en la zona delimitada para el torneo y muerte. Caballos y jinetes arrancan un trote veloz que empuja al animal hacia la otra punta de donde me encuentro. Hay que actuar rápido y me descuelgo de la torre, entre gritos de aviso de los que me acompañaban en ese refugio inusual. Alguno que otro se mofa de mi valentía por meterme en líos.
En pocos minutos alcanzo la zona en la que decenas de caballos y una masa de hombres a pie, espectadores, ha rodeado la acción. Sorteo todo y algunas voces empiezan a chillarme por ir con una cámara en la mano, con la que voy grabando lo que puedo. Consigo colarme entre caballos y polvareda para avistar al animal, que ya va herido. Hay varios sustos y muchos se echan a correr ante lo que parece un cambio de dirección en el toro. Me meto más adentro, me gritan en cuanto me ven grabando: «¿dónde vas con la cámara? !Que no eres de casa!» Puedo grabar unas imágenes en las que documento, con temblor de manos y rodillas como se lancea al toro. Me escabullo porque me han bloqueado la visión poniendo un caballo delante y tras aparentar que me marcho, regreso desde otro ángulo y grabo el descabello… Me voy corriendo. Los paisanos aplauden y celebran como locos el fin de su fiesta salvaje.
Este año 2015 se volverá a vivir el pulso, uno de muerte anunciada que es el del toro. Otro más importante entre los numerosos activistas que van a hacer todo lo posible para boicotear un evento sangriento en el que el alcalde no atiende razones, el PSOE se escuda en los mecanismos de respeto a la autonomía de los ayuntamientos, y las gentes de Tordesillas vuelven a consentir y aplaudir un acto salvaje que les ha puesto en boca de todo el mundo,que nos ha puesto a los españoles como sinónimo de barbarie y violencia. Basta ver estos pocos segundos extraídos de nuestra película para entender de lo que estamos hablando.